viernes, 8 de marzo de 2013


¿Es el hombre violento por naturaleza?

A lo largo de la historia hemos visto cómo el hombre en su afán por apodersarse de cosas, territorios y, más que nada, de tener el control ha ido destruyendo la sana relación con sus semejantes. Se supone que el hombre debería perfeccionarse con el paso del tiempo pero lo único que vemos es hambre de poder y que pocos son aquellos hombres que se preocupan por el bienestar ajeno.

Podría llegar a pensarse que esta actitud es parte de la naturaleza que envuelve al hombre, sin embargo ¿no  nos dice cierta filosofía griega que toda entidad, incluido el hombre es bueno, bello, único y verdadero?

El hombre, desde mi punto de vista, no es naturalmente violento, puede ser instintivo al defender su integridad, pero no violento sin razón alguna, todos nacemos siendo libres de esa sed de poseer todo cuanto se nos cruza, son las situaciones que vivimos las que nos forjan así.

En el mundo en el que vivimos actualmente el hombre vale por lo que  tiene o por lo que pueda llegar a ser y no por su pura existencia y por las acciones que demuestren que es una persona que por su sola existencia mejora el mundo en el que vive.

Sin embargo el hombre no se ha perdido por completo aún existen personas dispuestas a ayudar a otros y creo que todo hombre tiene cierta bondad, sólo que muchos han olvidado que está en ellos, no digo que el mundo sea color de rosa y todos seamos perfectos, porque no es así, pero sí sé que no todo es  tan malo como nos lo hacen ver.

Definitivamente no, el hombre no es un ser violento por naturaleza, todo lo contrario es bueno por naturaleza ; por lo que creo que si se puede llegar a cambiar esta situación en la que vivimos donde todos buscan poder, si empezamos a cambiar estas actitudes desde nosotros mismos, porque debemos aceptar que somos nosotros quienes también queremos poder y control, ya que es en un mundo así en el que vivimos y sería imposible no tener influencia de éste, pero tampoco es imposible cambiar esta realidad.

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sábado, 16 de febrero de 2013

mi concepto de filosofia :  La filosofía surge en Grecia frente al mito y las opiniones infundadas, como búsqueda de una explicación racional acerca del mundo y del hombre. Los filósofos griegos -Platón, Aristóteles- concibieron la filosofía como ciencia, más aún, como la ciencia primera y le asignaron el doble carácter de ultimidad y universalidad.
A la vista del significado específico que la palabra ciencia ha adquirido a partir de la modernidad, decíamos que tal vez sea mejor no empeñarse en seguir denominando ciencia a la filosofía, si por ciencia a la filosofía, si por ciencia entendemos el saber empírico-natural. No obstante,

  • el hecho de que no consideremos a la filosofía como ciencia, en tal sentido, no quiere decir que la filosofía no constituya una empresa racional, comprometida a no admitir ningún supuesto o creencia de los cuales no se dé razón adecuada y pertinente;
  • tampoco ha de considerarse a la filosofía como un mero instrumento auxiliar de la ciencia tal como pretendía el neopositivismo lógico. La filosofía posee sustantividad y a ella corresponden esencialmente las cuestiones de fundamentación última y de orientación de la actividad humana, tanto en el ámbito del conocimiento teórico como en el ámbito del conocimiento práctico, de la praxis;
  • De acuerdo con lo anterior, los rasgos de universalidad y de ultimidad (señalados por los griegos) continúan caracterizando -y caracterizan esencialmente- a la filosofía, que es:

  • -universal, en la medida en que no le es ajeno ningún ámbito de la realidad y de la experiencia humana, y
    -radical o última, en la medida en que se ocupa de los problemas últimos de orientación y fundamentación, poniendo al descubierto y analizando críticamente todos los supuestos en que se basa nuestra actividad (sea la actividad científica, o la política, o la moral, etc.).
    A la filosofía, en cuanto actividad racional (sustancia, universal y radical o última) le corresponden las funciones siguientes:

  • función clarificadora, tanto de nuestras ideas y conceptos (a menudo confusos y contradictorios), como de la experiencia a que tales conceptos se refieren:
  • función crítica respecto de los supuestos en que descansa nuestra cultura, especialmente en los ámbitos social, moral y político.

  • De acuerdo con esta función, la filosofía puede entenderse como la conciencia que una época y una sociedad tienen de sí mismas. Bien entendido que a la filosofía corresponde no meramente “complacerse con la propia situación sociocultural, sino someterla a análisis crítico anticipando nuevas formas de sociedad, de convivencia y de cultura. La función crítica es inseparable de la función utópica a la cual nos referíamos en el capítulo primero al ocuparnos de la imaginación;